La costa vizcaína es un paraíso desconocido para muchos, que ha ido creciendo en popularidad como destino turístico. Sin embargo, no sufre las aglomeraciones excesivas de otros lugares en los que tienes que pelearte en pleno agosto para ver una puesta de sol, lo cual lo convierte en un destino aún más atractivo.

El entorno de la costa vizcaína tiene un aire a “fuera de lo común” , de paisaje bucólico e invitación a la calma, que hace que estar allí unos días sea sinónimo de placer para todos los sentidos: naturaleza, playas increíbles, rincones inesperados y comida deliciosa… por lo que , aún a riesgo de animar a alguien a acudir allí… no puedo dejar de recomendar que si aún no has visitado esta zona, lo hagas cuanto antes.

Pero si quieres hacer de este viaje algo aún más especial, este alojamiento hará que el último día de tu estancia, según te vayas alejando , te plantees aquello de “aquí tenemos que volver todos los años a desconectar”.

La Casa Rural Ogoñomendi se sitúa en plena reserva de Urdaibai, en la ladera del monte Ogoño, desde el que se puede observar el pueblo de Elantxobe. Y como prueba de lo que os cuento, estas son las vistas que nos encontraremos al llegar a la casa rural, que no son nada fieles al directo, aún mucho mejor. El clima juega con este paisaje a cada rato, cambiando los colores como si se tratase de los filtros de un teléfono móvil, por lo que al final tendremos registro de una larga serie de fotografías de sol, nubes, niebla, amanecer y crepúsculo.

Para llegar a ella, se puede hacer a través del mismo Elantxobe (en este caso nos encontraremos con una calzada poco aconsejable para vehículos), o través de Ibarrangelu. No obstante, en su página web podremos encontrar indicaciones detalladas, además de otra información sobre el entorno y la casa. A nuestra llegada y durante toda nuestra estancia, los dueños nos hicieron sentir como si estuviéramos en nuestra propia casa.

La casa rural ofrece alojamiento y desayuno en un entorno familiar (cuenta con 5 habitaciones). Además, tiene reservado un pequeño espacio para los huéspedes, en el que hay unas mesas y sillas , una nevera y un microondas, algo muy práctico para aquellos que después de un día de excursiones y visitas no quieren volver a bajar a los pueblos a cenar.

Y desde ella, además de tener acceso a multitud de rutas de senderismo, podremos movernos fácilmente para llegar en apenas 15-20 minutos a las playas de Laida o Laga (ideales para ir con niños), o a pueblos como el animado Mundaka, la encantadora Ea o el mismo Elantxobe, que nos impresionará desde la misma carretera a nuestra llegada en coche. Podremos visitar el Palacio de Arteaga, o caminar por el impresionante y original Bosque de Oma…. las opciones son interminables, y sin duda, nos quedaremos con ganas de repetir.