Como muchos otros, Tailandia es un destino que se puede planificar de muchas maneras. Sin embargo, hoy por hoy este país es tan popular entre los occidentales, que se ha convertido en un destino “fácil” de recorrer. Sus habitantes están mas que acostumbrados a la presencia de extranjeros, y te encuentras españoles cada pocos pasos, especialmente si viajas en temporada alta. Por eso Tailandia es un país que podrías recorrer perfectamente “a tu aire”. Sin embargo, si cuentas con poco tiempo (las típicas 2-3 semanas de vacaciones) y quieres conocer lo máximo posible del país, lo mejor es planificar ciertos aspectos del viaje para que puedas aprovechar tu tiempo al máximo.
Ese fue nuestro caso, que organizamos nuestro viaje de la mano de Insolit Viatjes, quienes planificaron los desplazamientos y alojamientos de la forma más óptima para aprovechar al máximo el tiempo, pero dejando plena libertad de movimiento en las ciudades de destino. De esa manera no nos sentimos encorsetados a seguir un itinerario diario de visitas (no planificamos excursiones diarias, ni visitas a lugares de interés como templos, etc, para poder ir planeándolo día a día en función de lo que nos apetecía), pero no perdimos jornadas enteras en desplazamientos en un país en el que las distancias son bastante largas.
Por supuesto, con ellos o con cualquier otra agencia de viajes podréis organizar vuestro viaje de la manera que más se ajuste a vuestras necesidades particulares, o incluso planificarlo vosotros mismos de la misma manera si disponéis de tiempo y paciencia. Os cuento mi caso porque la experiencia tanto antes como durante el viaje fue muy buena, y de hecho, más tarde repetí con ellos en mi viaje a Japón.
El itinerario que hicimos fue el siguiente:
- Madrid – Bangkok : 2 días y medio completos
- Bangkok – Río Kwai: 1 día completo con noche incluida
- Río Kwai – Chiang Mai: 3 días
- Chiang Mai – Krabi: 4 días
- Krabi – Bangkok
- Bangkok – Madrid
Tailandia: Bangkok
Bangkok es simplemente un lugar fascinante. Por mucho que sea un destino altamente frecuentado, no pierde su esencia, y no dejará de sorprender al viajero que lo conozca por primera vez, sobre todo si te gustan los viajes exóticos.
Bangkok es sinónimo de movimiento, color, vehemencia. Pero también de ruido, olores y en ocasiones cierta sensación de suciedad. Hay que estar preparado para ello y ser consciente de dónde estamos para no agobiarnos y disfrutar del entorno. Solo caminar por las calles del barrio chino supone tal impacto de imágenes diferentes para el occidental que visita Asia por primera vez, que es difícil de asimilar en un solo día.
Es por eso que normalmente y a pesar de que las dimensiones de la ciudad, lo recomendable es pasar 2-3 días como máximo en ella, ya que más tiempo puede llegar a producir cierta saturación en el turista. En nuestro caso, estuvimos en Bangkok 2 días y medio, y volvimos otro día casi completo antes de regresar a Madrid. He de decir que este último día no lo disfruté, también debido al cansancio ya acumulado de un intenso viaje por Tailandia.
Te cuento todos los detalles sobre mi experiencia en esta insólita ciudad (alojamiento, comida, visitas culturales, tuc tuc…) este post sobre Bangkok.
Tailandia: Río Kwai
Por lo que pudimos apreciar, incluir una parada en Kanchanaburi, ciudad en la que se encuentra el Río Kwai, no es algo muy común. Sin embargo, fue una de las mejores decisiones. ¿Quién no conoce o al menos le suena, la famosa película “El puente sobre el Rio Kwai”? La película nos cuenta la historia de la construcción, durante la Segunda Guerra Mundial, de la vía de ferrocarril a través de Tailandia con destino hasta Birmania. El puente es el resultado de la explotación hasta la muerte de miles de trabajadores occidentales y asiáticos a manos del Imperio japonés. Otra forma más de holocausto de entre los acontecidos en este trágico episodio de nuestra historia. Miles y miles de personas murieron durante la construcción de este puente. Nada como pasear por el lugar de los hechos y visitar los monumentos que aun hoy permanecen en honor a estas personas, para recordar este hecho de la historia para siempre.
Pero además, esta zona de Tailandia es de una impresionante naturaleza. Verde, profunda, auténtica y aparentemente poco manipulada. Ahora, aquí sí que no esperéis grandes lujos asiáticos. Naturaleza en estado puro. Una jornada en la que tuvimos la ocasión de adentrarnos en una minoría étnica, montar a lomos de un elefante y pasar una noche durmiendo literalmente sobre el Río Kwai para no olvidar. Os cuento los detales de nuestro paso por este particular lugar en el post Río Kwai.
Tailandia: Chiang Mai
Tercer destino de este viaje por el otro lado del planeta. Ya totalmente envueltos en al acogedor ambiente de Tailandia, yo, particularmente, encantada con la comida tailandesa, con la sonrisa permanente que produce estar de viaje y además, en un lugar en el que la gente es genuinamente amable, llegamos a Chiang Mai.
En mi caso, me di cuenta de que si viviera en Tailandia, esta sería sin duda la ciudad elegida. Mucho más tranquila que Bangkok, con barrios estructurados, zonas residenciales, circulación más organizada pero aun así, manteniendo el exotismo propio de las ciudades de Tailandia, Chiang Mai es realmente un lugar en el que podría vivir por un largo tiempo.
En nuestra estancia en Chiang Mai visitamos algunos templos, pero sobre todo paseamos y paseamos, lo que me gusta. Os lo cuanto todo aquí.
Tailandia: Krabi
Y finalmente, el tan ansiado y fotografiado destino para los occidentales: la playa de Tailandia. En nuestro caso, el tiempo no nos acompañó durante estos días, ya que tuvimos muchas lluvias. Por ello, no pudimos disfrutar de alargos baños en las aguas cristalinas de Krabi como nos habría gustado. Quizá debido a la época en la que viajamos, o simplemente fue mala suerte. Sin embargo, disfrutamos de estos días de otra manera, en un alojamiento fantástico, en el que nos trataron como a sultanes, paseando por las maravillosas playas que teníamos al lado de nuestra preciosa cabaña, descansando tras la intensidad de las ciudades tailandesas.
Lo que sí puedo decir es que a pesar de no poder bañarnos, no se me quedó “mal sabor de boca”. Quizá porque mi objetivo fundamental en este viaje no era la playa, y porque Asia en general y Tailandia en este caso, tienen tanto que ofrecer al occidental que no tuve la sensación de haberme perdido nada.
0 comentarios