Tokio y sus múltiples caras

POR - Mirian
/     Jul 6, 2021

A medida que el país nipón se ha ido haciendo más popular, y el turismo allí ha aumentado, se ha dado a conocer los contrastes que este país ofrece y el shock cultural que supone para cualquier occidental desde el mismo momento del aterrizaje. Y es que… si quieres sorprenderte de verdad… viaja a Japón.

Además de esto, Japón es un país seguro, sus habitantes son educados, organizados hasta el extremo, serviciales casi in excepción… y cuando estás allí, te das cuenta de hasta qué punto los japoneses son exquisitos y minuciosos con los detalles.

Ahora bien, como todo, esto tiene su doble cara. Las exigencias de una sociedad tan perfecta, las extensas jornadas laborales y las presiones sociales tienen consecuencias para las personas. Y es que, por muy japoneses que sean, son seres humanos al fin y al cabo, con sensibilidades y necesidades viscerales, y también necesitan de vez en cuando liberarse y ser ellos mismos. Y más que de vez en cuando.

Sobrecarga laboral

Una de las cualidades de la vida en Japón, particularmente en las grandes ciudades, son sus famosas interminables jornadas laborales, escasas vacaciones y pocos beneficios sociales. Tanto es así que en Japón existe un término específico para denominar a la muerte producida por exceso de trabajo: Karoshi

Mantener un piso en una ciudad como Tokio es muy costoso, si hablamos de formar una familia y tener hijos la cosa se complica hasta el infinito… y si nos centramos en Tokio las distancias también juegan un papel muy importante en el día a día.

Metro Tokio
Metro de Tokio a una hora cualquiera

Aparte del obvio cansancio extremo que esto supone, el más popular de los desahogos de la sociedad japonesa es el alcohol. Es sabido que los japoneses beben mucho, y tienen poca tolerancia al alcohol.

Pero hay otros menos obvios que también se dan, como los problemas relacionados con el juego.  En Tokio hay salas de juego que dejan las nuestras a la altura del betún… yo no entré en ninguna, pero una mañana de paseo (tipo 10 A.M) se entreabrieron las puertas de una de ellas y además del estridente ruido que salía del interior, pude ver las filas y filas de máquinas alineadas, y gente que ya a esa hora temprana de la mañana parecía que llevaba horas jugando

Sala juegos Tokio
Interior de una sala de juego en Tokio

Pero lo que me pareció más interesante fueron lugares aparentemente más inocentes que convierten lo que podría ser un simple juego en una patología.

Es el caso de los centros comerciales con plantas absolutamente repletas de máquinas expendedoras de peluches de todos los tamaños, algunos enormes, dispositivos tecnológicos, artículos de todo tipo, gafas 3D… incluso ropa. Se trata de salas laberínticas, con consumidores por lo que yo vi en su mayoría adolescentes. Todo es como a lo bestia. En cantidades incontables de cosas, objetos y opciones. Un paraíso del consumismo desbocado y sin orden ni sentido.

Tokio
Máquinas expendedoras objetos. Tokio

Rebeldía al sistema

Está claro que fumar está mal, hace daño a nuestra salud y a la de los que están alrededor nuestro. Yo soy no fumadora, de hecho, soy exfumadora desde hace muchos años, por lo que me sé muy bien estas lecciones. En Japón está prohibido fumar en la calle. Lo cual me pareció algo plausible desde el primer momento.  En caso de que te pillen fumando en la calle te pueden multar. El motivo es muy simple y es el mismo que el por qué utilizan mascarillas, para no perjudicar a los demás. Se trata de que con el humo de tu cigarro no perjudiques al resto.

Por otro lado, con esta medida se consigue mantener las calles limpias de colillas, todo lo cual contribuye a esa idea de perfección que la sociedad japonesa persigue.

Sin embargo, mi percepción sobre este tema cambió cuando conocí los “smoking points” lugares habilitados en las calles, centros comerciales, etc, para detenerte y fumar. Un fumador tendrá más o menos a mano uno de estos para “aliviar el mono” de vez en cuando. Cuando entré en uno de ellos no pude evitar acordarme de mis tiempos de fumadora empedernida, cuando en los aeropuertos se acababa de implantar la prohibición, pero se habían habilitado esos horribles cubículos en los que entrabas y se te quitaban las ganas no ya de fumar… ¡de respirar!

Unos más amplios, otros menos… en los que están al aire libre obviamente se respira otro ambiente, pero sí que me pareció que las personas que estaban allí fumando lo hacían con una ansiedad especial e incluso vi a alguno que otro fumarse dos seguidos…

Además de esto, hay restaurantes habilitados para fumadores…y no uno o dos aislados, bastantes…es decir, todo al contrario que en Europa actualmente.

¿Conclusiones? Con la medida de no fumar en la calle evitan obligar a los demás a tragar los malos humos de los fumadores, que ya es mucho avance desde luego. Pero, para los fumadores, ¿no se genera una especial ansiedad con este tema? ¿Son los japoneses más o menos adictos al tabaco, en función de esta medida? Son preguntas que me planteé después de ver de nuevo, los extremos contrastes a que daba lugar este tema.

Japón
Señal de “prohibido fumar” en el asfalto. Japón

El metro de Japón

Cuando entras por primera vez en el metro deJapón, te llaman la atención muchas cosas. Además de las filas interminables de agarradores que tiene, y del popular silencio sepulcral de su interior, presenta otra particularidad que no había visto hasta ahora en ningún otro. El acceso a las vías está cerrado por un murete decorado, y los accesos al vagón tienen unas puertas que se abrirá únicamente cuando el tren llegue.

Metro Tokio
Metro de Tokio

Esto me pareció una genial medida de seguridad, ya que se están evitando caídas (que ahora con la obsesión por el móvil no son poco habituales), o incluso empujones de indeseables. Pero no hay que dejar de tener en cuenta que esta mediada también pone de manifiesto una oscura verdad sobre la sociedad japonesa, y es que el número de suicidios es muy alto. Lo que ya hemos hablado, las presiones sociales, las jornadas laborales, la extraña sensación de sociedad perfecta y siempre feliz…

De cualquier modo, el sistema, como medida de seguridad, es una gran idea, y de hecho creo que se está empezando a implantar en algunas ciudades de Europa, como Bélgica.

Pero no todo son cosas negativas o extrañas, Tokio es una ciudad que realmente merece la pena visitar. No hubiera cambiado mi estancia allí, sólo quizá la hubiese reducido un día para dedicárselo a Osaka, la gran desconocida. Pero al menos un par de días es necesario estar allí, y según tus gustos, quizá más. A todos nos gusta sentirnos, aunque sea por un rato en medio de estos macro edificios de colores, esa sensación de abundancia, el ritmo frenético de las calles, la música, la intensidad de los colores y las imágenes… en los viajes hay que hacer cosas diferentes, cosas que creemos que no nos gustan. Hay que dejarse llevar y dejarse sorprender, y Tokio tiene la capacidad de hacerlo a cada paso.

Kabukichō
Kabukichō. Shinjuku. Tokio

Además, Tokio no es todo jaleo y movimiento; la ciudad esconde rincones alejados del bullicio que no debemos dejar de conocer a nuestro paso por allí. Uno de ellos y que sin duda dejó en mí una gran impresión fue la Bahía de Odaiba, un remanso de paz en Tokio.

0 comentarios

Enviar un comentario